B. BLANCO GARCÍA El escritor y profesor de la Universidad del País Vasco, Carlos Martínez Gorriarán, cofundador del partido UPyD, analiza lo que ha significado en esta última semana para diversos colectivos el comunicado de ETA.
-Las últimas declaraciones de la presidenta de su partido, Rosa Díez, alertan de que el comunicado de ETA no significan tener que bajar la guardia.
¿Cree que esto es así?
-El comunicado deja más tranquila a la gente más amenazada, pero desde un punto de vista político este comunicado no aporta nada nuevo. Lo que tenemos es una banda terrorista que estaba derrotada policialmente y a la que se le ha regalado una victoria política porque se ha convertido de repente en un interlocutor en condiciones de igualdad con el Estado. Y además, se reserva el papel de garante desde la trastienda de que si ese proceso hacia sus objetivos políticos no avanza, puede volver al terrorismo. En realidad, no se ha conseguido prácticamente nada.
-¿No ha cambiado nada en esta semana tras el comunicado de ETA?
-En realidad, muy poca cosa de lo que verdaderamente importa. De lo ficticio, mucho. Es una burbuja de la paz en el País Vasco que se ha ido inflando, aunque hay que tener en cuenta que allí nunca ha habido una guerra ni dos bandos en lucha, sino un Estado enfrentado a una banda terrorista y mucha gente que lo ha pasado muy mal y que ha sido asesinada por resistirse. Y ahora, a los que han resistido se les dice que eran parte de una guerra, un auténtico disparate.
-¿Cómo se habría avanzado realmente?
-Manteniendo la política antiterrorista, porque estaba dando magníficos resultados. ETA estaba arrinconada. Así que llegar a esta situación es desmoralizador, aunque, por otra parte, creo que esto no es más que otra campana en un combate de boxeo que no ha terminado aún, porque todavía quedan bastantes asaltos.
-También se ha conocido recientemente la última carta remitida por Arnaldo Otegui desde la cárcel de Logroño en la que califica de «inmaduro» pedir la disolución de ETA. ¿Qué opinión le merecen estas declaraciones?
-Otegui es un terrorista encarcelado, para nada un líder democrático, sino todo lo contrario. Lo que dice está muy claro: que ETA no se va a disolver y que no está dispuesta a cumplir con ninguna de las condiciones que en un estado democrático se exigirían para poder hablar, por lo menos, de reinserción.
-¿Cuáles serían esas condiciones?
-En primer lugar, la reinserción tendría que ser personal, no de colectivos. Esas personas deberían romper públicamente con la banda terrorista y pedir públicamente perdón a las víctimas, además de tratar de reparar en lo posible el daño que han hecho y, por último, colaborar con la justicia, porque todavía quedan más de trescientos asesinatos de ETA por aclarar.
-En vez del borrón y cuenta nueva que ellos pretenden.
-Ellos es lo que pretenden y, lo que es peor, se ha demostrado que hay mucha gente en los grandes partidos políticos y medios de comunicación que están dispuestos a seguir este juego, algo innecesario, porque ETA ya estaba derrotada. Han sido los «nuestros» los que han decidido poner el contador a cero y la banda, que se veía arrastrada al basurero de la historia, ha resucitado. La culpa la ha tenido el Gobierno y el PP, que no ha hecho la oposición que debería y están pensando cómo se quitará esto, al estilo Rajoy, que es no hacer nada.
-¿En qué situación quedan las víctimas en todo esto?
-Quedan ignoradas y vilipendiadas y maltratadas, porque son las que en menos cuenta se tienen. Ahora parece que incluso los malos son ellos. Lo que no puede ser es que lo que ha sido la defensa de la democracia ahora se convierta en el principal problema para la paz, cuando fuera de la democracia no hay paz aceptable.
-¿Y cómo valora la reacción de la sociedad vasca?
-Lo curioso es que en la gente corriente, sobre todo en el País Vasco, hay mucho más escepticismo prudente que entre las élites políticas, que han leído lo que han querido del comunicado de ETA. La sociedad está demostrando mucho más sentido común que la clase política en torno a este tema.
San Sebastián, 1959
Doctor en Filosofía por la Universidad del País Vasco y licenciado en Historia por la Universidad de Deusto, es profesor de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad del País Vasco desde 1992, además de miembro del comité de redacción de la revista Bitarte y colaborador de ABC, El Correo, El Diario Vasco y El País. Desde los años noventa se implicó en la lucha contra ETA, siendo uno de los fundadores del Foro de Ermua en 1997 y de ¡Basta Ya! en 1999 .En 2007 encabezó la plataforma ciudadana Plataforma Pro, surgida de ¡Basta Ya!, de la que surgió el partido Unión, Progreso y Democracia (UPyD), del que es miembro principal del Consejo de Dirección. Desde 2009, además, es responsable de Programa y Acción Política del partido.
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