Con cinco escaños en el Congreso de los Diputados (cuatro más que en la anterior legislatura) y a falta de un puñado de votos para conseguir grupo parlamentario propio, Unión Progreso y Democracia (UpyD) fue uno de los grandes vencedores del 20-N. Su líder, Rosa Díez, estaba ayer eufórica, pero con el mal sabor de boca de tener que volver a formar parte del Grupo Mixto durante esta legislatura. Y ello, porque es necesario llegar al 5 por ciento de los votos para obtener la representación en la Cámara Baja, algo que sí ha logrado Amaiur, la nueva marca de la izquierda abertzale, hoy con siete parlamentarios. Para Díez, este reparto supone una «injusticia brutal» y justifica la necesidad de modificar la ley electoral, una de las reivindicaciones de la formación que lidera.
«No se puede penalizar dos veces a los ciudadanos: una dejándoles sin representación política, como es el caso de los 710.000 votantes de UPyD y otra, quitarles el ejercicio de la tarea política que es el grupo parlamentario», denunció Díez. Además, «es cuestión de que el Reglamento se interprete de forma en que se haga justicia y no se penalice doblemente». Y es que el reparto proporcional de la ley D'Hondt provoca situaciones como la que se ha vivido con UpyD, a la que ha costado cinco veces más que Amaiur lograr un escaño en el Congreso: por cada uno de los cinco diputados obtenidos por Rosa Díez se ha tenido que sumar 228.048 votos frente a los 47.661 que le ha costado a la marca de la izquierda abertzale cada uno de sus siete parlamentarios.
Sin embargo, Díez mostró su felicidad porque, aunque estén cansados, 1.440.000 votos en unas elecciones como éstas es una «tarea notable». «Ha habido muchísima confianza y tenemos que responder con mucha responsabilidad», declaró en una entrevista en la cadena Cope.
«Enemigos de la democracia»
La líder de UPyD considera que la obtención de 7 escaños por parte de Amaiur «es la mala noticia de la noche» porque es «muy mala noticia que personas dirigidas y representadas por Batasuna, que son enemigos de la democracia, entren en el Congreso». «El panorama que se plantea en el País Vasco es muy complicado y tenemos que ser exigentes», manifestó. En este sentido, recalcó que a la nueva marca de la izquierda abertzale no le tiene nada más que «el máximo desprecio», porque parten de un entramado que toda su vida han trabajado por «destruir la democracia». Por ello, dijo, «tendrán que ganarse el respeto».
Díez subrayó que UPyD es un «partido inequívocamente nacional» y por eso se presentan en todas las circunscripciones. «Nosotros lo que somos no vamos a dejar de serlo, lucharemos contra las injusticias, no tendremos franquicias ni historias», recalcó. Sin embargo, se mostró cauta porque ahora hay que actuar «con sentido, mesura y pasión». «Nos han votado para que hagamos cosas, defendamos nuestros compromisos, la igualdad de todos los españoles y el Estado, con mucha responsabilidad y tesón», aseguró.
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